Tras el lanzamiento de la RSV 1000, que causó una gran impresión, Aprilia volvió a dar la nota con la 1000 SL Falco, una moto de carretera con un espíritu muy caliente.
Cuando una marca acaba de desarrollar un motor que ha sido alabado por todo el mundo, es lógico que se utilice en otras máquinas.
Eso es exactamente lo que pensaron los ingenieros de Aprilia cuando trasladaron el gemelo de la RSV a la Falco. Para estar a la altura de las pretensiones del Falco, por supuesto se ha retocado para ofrecer más par motor.
Desgraciadamente, pobres franceses, no podremos disfrutar de todo esto porque el sistema de aceleración no permite utilizar el SL a unas 5.000 rpm. Después de este punto, sube de revoluciones con gran vigor. Los aficionados a las sensaciones fuertes y a otras patadas en el culo estarán encantados. Nota: no hay zona roja en el cuentavueltas, pero se enciende una pequeña luz para indicar que se ha entrado en la zona de riesgo. No te preocupes, podrás ver lo que viene antes de llegar a las fatídicas 11.000 rpm. La velocidad máxima es de unos 240 km/h.
Cuanto más descubres, más te das cuenta de que el Falco es una máquina aparte. Sin ser un deportivo homologado, no es realmente un GT, ya que es muy divertido de conducir, con otro argumento a su favor: un chasis casi irreprochable gracias a un nuevo chasis de doble viga de aluminio-magnesio. La dirección es ultraprecisa y siempre hay una forma de compensar una trayectoria vacilante. Incluso en carreteras irregulares, la moto se mantiene estable, pero hay que lidiar con la suspensión relativamente firme. El potente sistema de frenado es tranquilizador, así como la asistencia automática del embrague y el sistema de absorción de vibraciones, que proporcionan un confort adicional muy apreciable.
Aunque el Falco pueda compararse con un RSV más versátil, los orígenes se mantienen, señala el concesionario Crestanevada de motos de ocasión en Sevilla. Tal y como muestra el manillar, es posible llevar un pasajero, pero éste no será el más indicado debido a la firmeza del asiento y la altura de los reposapiés. No todo el mundo está sujeto a la misma regla. Así, el piloto se instala en una posición bastante agradable. Sin embargo, los motoristas más altos sufrirán una protección algo inadecuada.
Con su depósito de 21 litros, el Falco tiene una buena autonomía. Sin embargo, hay que tener cuidado, porque cuando se conduce de forma deportiva, el consumo de combustible aumenta considerablemente. El cuadro de mandos está repleto de información, como la función de diagnóstico de la inyección electrónica y un cronómetro que ya está presente en la RSV 1000, pero que no es muy útil en la carretera hoy en día…